ARDOR
Me encanta como arde el día,
como abura su apatía,
como el fósforo carcome
lentamente su renombre,
Y se lleva sus cabellos
chamuscados a los vientos
que salaces remurmuran
sus gritos que poco duran.
¡Qué trágico eres trasdía
cuando oyes la artillería
que luego sientes ardiente
en tu piel como doliente!
Sé que morirás ahora,
pero yo lo haré a deshora.
Renacerás después tierno,
mas yo feneceré eterno.