
Ahora que andas
en los senderos ajenos:
ya no me oteas,
ya no me sonríes.
Aquel rictus,
aquel hola:
ya solo son ideas.
Te has vuelto fría.
ya no me oteas,
ya no me sonríes.
Aquel rictus,
aquel hola:
ya solo son ideas.
Te has vuelto fría.
Y entonces soy
invisible,
inaudible
o simplemente
un efugio.
2 comentarios:
Jamás sabría hacer la función del crítico pero si te digo que crecer amando la poesía es tener la llave que abre la puerta al mundo de la sensibilidad y cierra el de la desesperanza, pues no hay mejor remedio para curarse de la tristeza que transformarla y exorcizarla escribiendo un poema.
Así lo hiciste con éste.
Un saludo
La tristeza siempre será el motivo que nos lleve a escribir ya sea consciente o incoscientmente (que es donde ahora me lío).
Me ha dado curiosidad Escobercia, te agradecería si me puedes contar el cambio.
Un abrazo desde los cielos dorados.
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